lunes, 13 de septiembre de 2010

Batallones escolares y práctica de tiro en la Escuela Normal de Profesores

A fines del siglo XIX, la escuela intenta ayudar a la formación de la nacionalidad para solucionar el problema de vulnerabilidad de la Argentina: “un país aún no plenamente formado cuya sociedad recibía una afluencia inmigratoria creciente y estaba en plena transformación” (Bertoni. 2001: 120). En este sentido “se inventaron y se desarrollaron prácticas, símbolos y contenidos nacionales, y se valorizaron las posibilidades del pasado como aglutinador del presente, para construir, alimentar y conservar la nacionalidad argentina” (Bertoni. 2001: 120).
En este trabajo nos remitiremos a la creación de batallones escolares y a la instrucción militar en las escuelas, entendiendo a ambas actividades como parte de esas prácticas de formación de nacionalidad.
Esta enseñanza patriótica tomó una connotación militarista sobre todo cuando crecieron las posibilidades de guerra con Chile, debido al conflicto sobre la marcación de los límites entre ambos países. Surge entonces la idea de modernización del ejército y el enrolamiento obligatorio en la Guardia Nacional, para todos los argentinos de entre 17 y 50 años.
En este contexto aparecen los primeros batallones escolares. Desde el Estado Nacional se impulsaban estas formaciones, las cuales aunaban la enseñanza escolar con las prácticas y ejercicios militares. Los niños fueron entrenados y disciplinados por “algunos oficiales del ejército y entusiastas” (El Monitor, citado en Bertoni. 2001: 91). Uniformados y armados como soldados, realizaban desfiles militares en actos públicos junto a cuerpos del ejército. Como explica Bertoni “Lo que se había iniciado más o menos improvisadamente, fue asumido en 1888 en forma oficial por el CNE (Consejo Nacional de Educación), que costeó el vestuario y el armamento para los niños de cuatro escuelas graduadas que fueron organizadas en batallones” (Bertoni. 2001: 91). Los batallones generaban entusiasmo popular y adhesión patriótica en la sociedad, a la vez que impulsaban la formación patriótica de los niños.
Su creación se justificaba no tanto como forma de instrucción militar para una situación bélica sino como forma de educación moral : “Esas fiestas a las que algunos desearan imprimir un sello más marcado y característico, poniendo en las manos de los niños verdaderas armas de fuego y diminutos cañones Keupp cargados a bala y pólvora (…) simbolizan no un espíritu guerrero, ni el deseo de esgrimir las armas en combate contra nadie, sino el de fortificar en los niños su cuerpo y su espíritu, despertando en la juventud el sentimiento de la nacionalidad y la conciencia de un deber que la patria impone a todos sus hijos” (Bertoni. 2001: 92). Se consideraba la preparación militar como un aspecto central en la formación de la nacionalidad.
Inserta en este contexto, en 1899 la Escuela Normal de Profesores formó el batallón denominado “Los Pozos”, con la dirección de oficiales del Ejército. “Desfiló en una ceremonia efectuada en el Parque Lezama, como lo registra una fotografía aparecida en la revista Caras y Caretas. En un salón de la planta baja de la Escuela estaban alineados en astilleros algunas docenas de fusiles máuser, y en un armario cerrado, depositadas cajas con balas de fogueo.” (Astolfi.1974: 157). A lo que Mestroni agrega: “Durante el lapso que fui alumno y aún algunos años después había también en la casa un depósito de armas. En una sala de lavabos, con entrada por el corredor central del piso bajo, se custodiaban algunas docenas de fusiles máuser. Tengo entendido que antes de mi ingreso eran usados por los componentes del Batallón Escolar “Los Pozos” para que se ejercitaran en su uso y desfilaran en los actos patrióticos, los soldados que eran alumnos del curso normal y estaban al mando de oficiales del Ejército. La Bandera del nombrado batallón se guardaba respetuosa y celosamente en una vitrina de la regencia. Muchos años la pudimos observar” (Mestroni. 1965: 79).
Por otro lado, además de la creación de batallones escolares, en 1895 se puso en práctica el programa de instrucción militar y práctica de tiro en los colegios nacionales y las escuelas normales, en tercero, cuarto y quinto año, para lo que se creó una cátedra especial. “Se designaron como profesores a oficiales facultativos del Ejército de Línea, se dispuso que esta enseñanza se diera de manera práctica y se proveyó a los establecimientos educativos de armas y vestuario“(Bertoni. 2001: 235). Por entonces se dio un gran impulso a la práctica de tiro. El ministro de Guerra general Riccheri brindó un decidido apoyo distribuyendo armas, municiones y donativos en premios para estimular la concurrencia de la juventud y se respaldó la fundación de polígonos en ciudades y pueblos. La defensa nacional era su objetivo principal. Funcionaba como modo de capacitación de potenciales soldados del ejército Nacional y de formación de la moral nacional.
Pese al clima de efervescencia patriótica y guerrera, las escuelas primarias del CNE se mantuvieron al margen.
Se desarrolló en ese momento una discusión entre los partidarios del entrenamiento militar y quienes apoyaban una orientación distinta para la educación física escolar que tuviera como propósito el desarrollo del niño. Algunos docentes entendían que la actividad militar era contraria a las leyes del desarrollo armónico del cuerpo de niños en edad escolar. A su vez pensaban que “el batallón escolar, muy lejos de facilitarles la tarea, desde el punto de vista de la conservación de la disciplina, es a menudo una causa de barullo y desorden” (Bertoni. 2001: 231). Por ejemplo, la Asamblea de Maestros del 28 de agosto de 1894, se declaró contraria a la instrucción militar en la escuela primaria y favorable a una educación física basada en el desarrollo integral del niño (justificado en las corrientes pedagógicas modernas). Esta orientación se afirmó en las instituciones educativas con la reforma de 1898, que, siguiendo los consejos de Pablo Pizzurno, reglamentó la educación física en los colegios (Bertoni. 2001: 236). No se eliminó, sin embargo, la práctica de los ejercicios militares y de tiro en los colegios secundarios pues se seguía considerando imprescindible la capacitación militar de la población. Pero con esta medida se logró definir con claridad las diferencias entre ambas actividades, física y militar, entendiendo que sus propósitos no eran equivalentes.
Posiblemente estos cambios expliquen la disolución del Batallón Escolar “Los Pozos” en 1901. Pero la instrucción de tiro para los alumnos de la Escuela Normal siguió dictándose. Astolfi explica que “El batallón fue disuelto en 1901, pero quedó el armamento, utilizado para la instrucción de los alumnos de 3º y 4º año, a cargo de un teniente. Consistían en algunas lecciones teórico- prácticas sobre el manejo del fusil y su mecanismo, y en marchas y evoluciones sencillas. Por breve tiempo, hubo práctica de tiro al blanco en el patio del fondo. El estruendo, que molestaba las clases y algún posible peligro, aconsejó su supresión” (Astolfi. 1974: 157). En el mismo sentido, Mestroni cuenta que “… ese armamento se usó para educación militar de los alumnos de los cursos superiores del magisterio, a cuyo efecto un oficial concurría todas las semanas a suministrar esa enseñanza. Los ejercicios se efectuaban en el gran patio del fondo. Claro está que los disparos se hacían con munición de fogueo con las debidas precauciones para evitar todo accidente. De cualquier modo lo cierto es que en la casa hemos aprendido el manejo del fusil y el complejo mecanismo de sus diferentes partes. Periódicamente, un obrero del Arsenal Militar revisaba el armamento y se encargaba de su cuidado y debida lubricación. Todo esto se realizaba por disposición superior y supongo que se llevaría a cabo en todas las demás escuelas secundarias” (Mestroni. 1975: 79).
La dirección de Tiro y Gimnasia del Ministerio de Guerra se encargaba de la actividad. Además de nombrar a los instructores para las escuelas, controlaba la asistencia y repartía los programas de instrucción militar.
Con la llegada de Pablo Pizzurno a la dirección Escuela Normal, la instrucción militar parece ser dejada de lado. “El pensamiento de Pizzurno era ecuménico; se inspiraba en el acervo de la civilización europea occidental, sin dejar por eso de sentir lo nuestro. Tenía un concepto del patriotismo, que expresó reiteradamente en sus discursos y escritos, fundado en la moral, el civismo, el cumplimiento del deber, la tolerancia” (Astolfi. 1974:169). Por eso estaba en contra de un patriotismo vacío. “Le repugnaban los desplantes agresivos, la declamación hueca e insustancial”. Ya mencionamos que sus ideas a favor de una educación física orientada al desarrollo integral del niño son utilizadas para la reglamentación de la materia en 1898, que se opone a los ejercicios militares.
De todas formas, no queda claro en qué momento se dan por finalizadas las clases de tiro. Un elemento que pareciera dar muestra de esto, es la donación de los 80 fusiles máuser que poseía el colegio, a un Asilo de Huérfanos. En un acta se notifica la entrega de los fusiles “solicitados por la Sociedad de Beneficencia para el Asilo de Huérfanos”. Se expresa que los mismos fueron pedidos el 4 de Marzo de 1910 y entregados el 7 de Abril.
En un acta que data del 4 de Marzo de 1910, la Sociedad de Beneficencia de la Capital solicita la donación de los fusiles al Asilo de Huérfanos.
Lo interesante aquí es el hecho de que se menciona que los fusiles existentes en la escuela Normal de Profesores “no prestan ya servicios de ninguna clase”. Pareciera que la actividad había finalizado.
El Archivo Histórico del colegio posee fuentes históricas que ayudan en la reconstrucción de la historia de la educación de nuestro país. En este recorrido he intentado dar muestra de cómo se inserta la Escuela Normal en la construcción de la nacionalidad a fines del siglo XIX, con los casos de la formación de batallones escolares y la instrucción militar, que se desarrolla en las mismas instalaciones que hoy recorremos todos los días.

Bibliografía
-ASTOLFI; José Carlos (1974) “Historia de la escuela normal de profesores Mariano Acosta”. Bs.As. 1974.
-BERTONI; Lilia Ana (2001) “Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. La Construcción de la nacionalidad a fines del siglo XIX”. Bs. As, Fondo de Cultura Económica.
-MESTRONI; Valentín (1965) “Los maestros que yo he tenido”. Bs. As, Plus Ultra.

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